Lo primero que tuvimos que hacer es interpretar una canción que todo marinero tiene que dominar. Éste es "el baile del marinero" que se puede ver a continuación.
Una vez que todos los niños pasaron "la prueba de aptitud" necesaria para entrar en el cuerpo de la marina, era hora de subir al barco. El barco lo construimos con el material del que disponemos en el aula. Los bancos suecos delimitaban el espacio del navío y la cubierta del barco era la superficie de las mesas que había en el interior de ese espacio. Los camarotes y la bodega estaban en la parte inferior de las mesas y unas sillas, colocadas en sitios estratégicos, se correspondían con los puestos vigilancia y con el timón. En la parte más alta del barco pusimos una bandera elaborada con un soporte, una pica y un pañuelo. Un elemento de vital importancia, que no se nos podía olvidar, eran los botes salvavidas (aros colocados alrededor del barco) que luego nos harían falta cuando "veíamos" a los piratas y teníamos que salir huyendo.
En el barco rotábamos en la realización de las diferentes tareas: el capitán supervisaba que todo estuviera en orden, los timoneles manejaban el timón (dando vueltas a un aro), los vigilantes vigilaban en la proa y en la popa (miraban a través de cartones de rollos de papel de cocina), los pescadores pescaban desde el borde de la cubierta (con una cuerda atada al extremo de una pica), los cocineros cocinaban para toda la tripulación y algunos marineros descansaban en los camarotes. Cuando los vigilantes daban la voz de alarma
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